Me llamo Roberto Lobos Torres
Mi camino hacia la psicología
Te cuento algo: estudiar psicología no fue lo que tenía en mente al principio. Comencé con ingeniería comercial, pensando en crear algún tipo de negocio que me permitiera vivir tranquilo. Pero después de tres años, me di cuenta de que eso no iba conmigo. Ahí fue cuando, gracias a algunas amistades de mi pareja, conocí el mundo de la psicología. Empecé a interesarme, y sin darme cuenta, me enamoré de la carrera. Al principio no quería ser terapeuta para ayudar a las personas, sino para entender cómo funciona la mente humana. Pero en el camino, descubrí lo increíble que es acompañar a alguien, ser parte de su proceso y ver cómo cambian sus vidas.
Y por si no lo sabías, he tenido más trabajos que una muñeca Barbie. He sido cajero, community manager, promotor de zapatos, barman, envolvedor de regalos de Navidad (todo un arte, por cierto), y hasta administrador de departamentos vacacionales. Mi carrera ha sido todo un viaje de experiencias, y cada una me ha enseñado algo valioso para entender mejor a las personas. Eso me da una perspectiva única como terapeuta.
Mi experiencia y lo que me hace único
Lo que realmente me hace único como terapeuta es mi forma de ver el mundo. Soy una persona autista, y me diagnosticaron tarde, a los 27 años. Eso me hizo entender mi forma tan particular de procesar las situaciones. Puedo ver un problema desde muchas perspectivas, ponerme en los zapatos del otro y, al mismo tiempo, observarlo desde afuera para encontrar soluciones que realmente funcionen. Si alguna vez me ves mirando el aire o pensando profundamente, no te preocupes, estoy solo en mi mundo viendo cómo resolverlo, como un detective… ¡pero con emociones!
Mi enfoque terapéutico
En terapia, no me gusta imponer una técnica, me gusta adaptarla a ti. Cada persona es diferente, y por eso mi trabajo es encontrar lo que realmente te ayude. Mi objetivo es que entiendas lo que estás viviendo, aprendas sobre ti mismo y encuentres maneras de mejorar tu vida. Juntos, trabajaremos en cosas como poner límites, cuidar de tu bienestar emocional y mejorar las relaciones que realmente valen la pena.
Mi filosofía de vida
A lo largo de mi vida he aprendido que las emociones no son algo que debamos rechazar. Al contrario, son una forma en que nuestro cuerpo y nuestra mente nos hablan. En terapia, no solo me limito a escucharte, sino que también te voy a enseñar a escuchar esas emociones, entenderlas y usarlas a tu favor. Me gusta pensar que la psicoterapia no tiene que ser algo distante o demasiado «técnico». Para mí, somos dos personas conectando, entendiendo nuestras realidades y trabajando juntos para mejorar.
Un compañero en tu proceso
Pasé por una época bastante difícil de depresión en mi adolescencia, y eso me ha permitido conectar de forma genuina con los demás. He visto cómo, con el tiempo, la gente puede cambiar y mejorar su vida, y me encanta ser parte de ese proceso. Mi objetivo es acompañarte, sin juzgarte, celebrar tus logros y apoyarte cuando las cosas se pongan difíciles. Si alguna vez necesitas hablar o tienes alguna duda, no dudes en escribirme. Estoy aquí para ti. Y no te preocupes, no voy a estar mirando el reloj para que te vayas; cada sesión tiene su tiempo, pero lo importante es que siempre termines sintiendo que avanzamos en lo que necesites.
Si esto resuena contigo, me encantaría acompañarte en tu camino.